miércoles, septiembre 05, 2007

28 SEMANAS DESPUÉS. TERROR DE CALIDAD.

¿Puede una secuela superar a la película original?. La respuesta habitual a esta pregunta es un rotundo y ruidoso "NO". Sin embargo, suele haber alguna excepción que confirma la regla y 28 Semanas Después es, por suerte, una de ellas.


Hace unos años, la cinta 28 Días Después supuso un interesante ejercicio de experimentación por parte de su director, el británico Danny Boyle. En ella, se nos ofrecía lo que parecía ser una clásica película sobre zombies abordada desde una perspectiva innovadora y más sobria; más... europea y algo "indie". El protagonista, despertaba en la habitación de un hospital y, como si aún estuviera soñando, se encontraba perdido en medio de un Londres vacío y sucio, en un inquietante preludio a una posible situación apocalíptica. La propagación de un virus mortal que convertía a los habitantes de la ciudad en histéricas y descerebradas máquinas de matar suponía la revelación más tangible del miedo en estado puro.

En 28 Semanas Después, los soldados de la ONU han conseguido acordonar gran parte de la zona, eliminar a los últimos infectados y lograr un orden que parecía imposible de restablecer. Cuando se decide comenzar con la repoblación de uno de los sectores saneados y reconstruidos, nadie espera que el terror vuelva a desatarse...

Desde el comienzo de la película, resulta evidente la disponibilidad de un presupuesto muy superior al utilizado en su predecesora; así, aquellos que calificaban de "cutre" a 28 Días Después se quedarán sin argumentos para hacer lo propio con esta secuela. Pero no es ésta la diferencia más importante existente entre ambas cintas. 28 Semanas Después no es una mejor película por motivos de presupuesto, sino que alcanza este estatus gracias a méritos de mayor calibre. El guión es tan bueno que la película deja de percibirse como una simple secuela y se convierte en una historia sólida con entidad propia. Esto es así en gran medida gracias a la labor del director que el propio Danny Boyle ha escogido para continuar su historia original: el español Juan Carlos Fresnadillo, un autor todavía poco curtido pero que demuestra aquí el talento suficiente para hacerse un nombre en la industria. Además del buen guión, las otras virtudes de la propuesta son el grupo de actores escogidos para la ocasión (entre los que brilla con especial fuerza Rose Byrne) y la crudeza y realismo extremo que destila cada escena, con un estilo de rodaje próximo en su estilo al documental.

La película empieza muy fuerte, con una inquietante escena aparentemente tranquila e incluso casera que acaba convertida en un auténtico infierno. El horror en el espectador comienza con la aparición de ese niño pequeño cubierto de sangre y suciedad que explica cómo lleva horas atravesando la campiña en un intento desesperado por escapar de sus padres infectados. La adrenalina se dispara en el espectador ante una situación salvajemente cruel y terrorífica que supone el preludio perfecto para un primer capítulo muy calmado y tranquilo. Una situación que sirve para establecer los mimbres argumentales sobre los que se asienta el film y que, evidentemente, no puede durar demasiado.

Gran parte del terror lo transmite la desaforada energía de los infectados que, en contraposición a los clásicos zombies con movimientos de robótica lentitud, están completamente fuera de sí, histéricos, rapidísimos, auténticos trozos de carne chillantes y sanguinolentos con ojos de loco teñidos en una neblina de roja sangre (la parte más lograda de la caracterización) que persiguen sin tregua a sus víctimas, vomitando sangre sobre sus cuerpos antes de morderlos e infectarlos con extrema rapidez. Pero, a pesar de lo que pueda parecer, el film no se regodea excesivamente mostrando casquillería. Es el trasfondo psicológico unido a la velocidad y el salvajismo de los movimientos lo que realmente deja secuelas temporales en el espectador, de modo que da más miedo la parte que se insinúa que lo que realmente se ve.

El gran acierto y eje central de la cinta son las relaciones que se establecen entre los supervivientes, mostrándose las distintas reacciones de unos personajes de carácter muy variado ante una situación extrema, peor que mortal. Las actitudes cobardes y heróicas, violentas, desesperadas, justas e injustas se entremezclan en un intento desesperado de autoconservación por parte de los protagonistas, donde hay momentos para el amor, el cariño, el dolor más absoluto y las lágrimas sin tregua.

En definitiva, nos encontramos ante una cinta de terror que es más de lo que parece y está rodada con mucho estilo y buen pulso. Eso sí, el espectador potencial ha de tener en cuenta que ésta tal vez no sea una experiencia apta para todos los estómagos por contener escenas que pueden dañar la sensibilidad de algunas personas. Digo esto teniendo en cuenta mi experiencia personal: 28 Semanas Después es el tipo de película que, hace unos años, no habría visto ni loco en el cine para evitar pasar un mal rato pero hoy, sin embargo, me alegro enormemente de haber asistido a la proyección. A veces, vencer ciertos miedos o reticencias nos permite descubrir buenas películas que, de otro modo, nunca habríamos disfrutado.

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