sábado, abril 12, 2008

ESA CANCIÓN...


En el momento de escribir esto son casi las 3 de la mañana y aquí estoy, metido en cama con mi ordenador portátil en el regazo (ésta es una de esas razones de peso para comprarse un portátil... ;-) ) Llevo dos semanas seguidas enfermo por culpa de una infección bacteriana mal curada que ahora estoy combatiendo con antibióticos (así que empezad a temblar y no esperéis ni por asomo un post típico y habitual del amigo Deckard...)

Tras años sin sufrir una infección de este tipo y seriamente cabreado con las bacterias aprovecho el momento para utilizar algo de mi formación como biólogo y advertiros contra el uso indiscriminado de los antibióticos. Por desgracia, en este país, muchos médicos recetan antibióticos como quien reparte chicles... incluso para combatir infecciones víricas como la gripe... Pues bien, esto es una burrada de proporciones épicas: como su propio nombre indica, los antibióticos son efectivos solamente para combatir bacterias; así pues, contra una infección causada por un virus resultan totalmente inocuos (¿cuántas veces me los habrán recetado sin venir al caso?... vaya, ya he perdido la cuenta...) ¿Y cuál es el problema de tomar antibióticos de forma indiscriminada?. Cuando exponemos nuestro organismo a la acción continuada de un antibiótico, algunas bacterias de nuestra flora normal pueden llegar a desarrollar resistencia contra dicho antibiótico. Este elemento de resistencia suele estar incluido en un plásmido (los plásmidos son porciones de material genético extracromosómico, circulares y bicatenarias, incluidas en el citoplasma de las células) y estos plásmidos pueden migrar de una bacteria a otra, transmitiendo así la resistencia y extendiéndola de forma exponencial con el paso del tiempo. El resultado de todo esto es que, cuantos más antibióticos usamos de forma indiscriminada, más estamos extendiendo la resistencia de las bacterias frente a la acción de dichos antibióticos y, por tanto, menos efecto tendrán la próxima vez que los utilicemos. Si tenemos en cuenta que el número de antibióticos conocido en la naturaleza es bastante limitado, entenderemos que consumir estos fármacos de forma indiscriminada puede tener efectos muy graves... Os cuento esto sin ánimo de alarmar a nadie; mi única intención es sensibilizaros frente a esta práctica tan estúpida y desgraciadamente extendida que fomentan muchos "profesionales" de la medicina en nuestro país. Parece que a algunos les ha tocado el título en una caja de cereales...

Así que ya sabéis: antibióticos, sí... pero solo cuando sean realmente necesarios...

Vaya, acabo de darme cuenta de que he convertido un simple post sobre una canción en un miniartículo (ya sabéis que me encanta inventar palabras... je, je, je) sobre antibióticos. El caso es que yo comencé a escribir esto para contaros que una buena forma de sobrellevar una convalecencia prolongada (y mortalmente aburrida) es escuchar buena música. Y, en mi caso, estoy escuchando una y otra vez una canción fabulosa. Llevaba ya años sin oirla pero a pesar de ello no había olvidado lo mucho que me hizo soñar durante mi infancia y adolescencia (vale, reconozco que ahora, en la edad adulta, también ;-) ). Y esta canción, amigas y amigos, no es otra que "Neverending Story", aquel superhit de los '80 que sonó en las emisoras de todo el mundo gracias a su inclusión como tema principal en la añorada película La Historia Interminable, de Wolfgang Petersen (aunque la considero muy inferior al libro, reconozco que soy un defensor a ultranza de esta cinta, no así de sus muchas y horribles secuelas...).



Tal vez algunos recordeis la inconfundible voz tras esta canción: Limahl. Un músico que parece haber sido olvidado por estas tierras desde hace muchos años. Durante largo tiempo "Neverending Story" fue la única canción que conocí de este joven artista que ha sabido envejecer con dignidad y que hoy en día canta mejor que nunca. Pero aquello cambió un buen día; mientras rebuscaba ansioso e ilusionado (¿es que acaso se puede rebuscar de otra forma?) en los estantes de una tienda de discos, encontré un álbum recopilatorio de presentación algo cutre que tenía escrito en su portada, con grandes letras, "Neverending Story: Best of Limahl" y la sorpresa llegó al ver la etiqueta con el precio... "¿cómo, sólo 2 euros?. Definitivamente, me lo llevo..."

Además de disfrutar de la versión original de "Neverending Story" (algo diferente a la incluida en la película de idéntico nombre), me ha servido para descubrir buenos temas como "Too Shy" (increíblemente buena), "Big Apple", "Only for Love", "The Lion's Mouth", "Shouldn't Do That", "So Far So Good" o "Lost In Love". Me encanta escuchar estos temas porque en su engañosa simplicidad encuentro un hermoso reflejo de la inocencia perdida de aquellos años de infancia repletos de sueños y deseos... y por eso, con esta banda sonora de fondo en mis auriculares, me pongo algo sentimental y no puedo evitar deciros esto: nunca olvideis aquellos sueños de la infancia porque, al final, están llenos de buenos recuerdos que nos transportan a una época mejor y logran dibujar una sonrisa de esperanza en este mundo que tantas veces se nos presenta cínico y gris. Por favor, a pesar de las lágrimas y los momentos duros, no dejéis de soñar nunca.

Ahora, apagaré el ordenador, cerraré los ojos y soñaré con la chica que logra hacerme escribir cosas como estas últimas frases, mi chica (sé que lo sabes, pero también te lo digo desde aquí: te quiero).

Dulces sueños.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabuena, amigo Deckard, por estar enamorado en una época tan fabulosa como es la primavera. Y suerte con esa infección, ¡a guardar cama!

Yo sigo caminando entre jardines observando las flores, sin decidirme ni siquiera a acercarme a una de ellas, pues no estoy hecho yo para semejantes maravillas. Soy un ser claramente asocial y mi única existencia es virtual, así que envidio a aquellos que, como tú, hacen realidad sus sueños y siguen adelante :)