X-MEN 3: LA DECISIÓN FINAL.
Los X-Men en el cine, con actores de carne y hueso... hace unos años bien podría haber sido una idea descabellada. Sin embargo, tamaño desafío se convirtió en proeza por obra y gracia de un joven realizador lleno de talento y buenas ideas: Bryan Singer (quien ya se había ganado el favor de crítica y público con Sospechosos habituales).
Contra todo pronóstico, la primera incursión cinematográfica de los héroes de Marvel resultó todo un éxito, gracias a un reparto tramendamente adecuado (Patrick Stewart, Hugh Jackman, Ian McKellen, Rebecca Romijn, Halle Berry, Famke Janssen...), una buena historia y una puesta en escena brillante. Las arcas se llenaron de dinero contante y sonante y rápidamente se dio luz verde a una secuela. Aprovechar el tirón de la entrega anterior era relativamente fácil. Esta vez el desafío real consistía en mantener la calidad y solidez de la propuesta original. En mi opinión el producto final superó las expectativas más halagüeñas, mejorando todo aquello que ya habíamos visto en el primer X-Men. Y, así las cosas, era lógico esperar una tercera parte.
Sin embargo, la gestación del film sufrió un número considerable de reveses, el mayor de los cuales resultó ser la deserción de Bryan Singer en favor de otro proyecto: Superman Returns (que se estrenará en Junio). Los productores necesitaban otro director y el elegido, para sorpresa de muchos fans de la saga, resultó ser Brett Ratner (Hora Punta 2).
Reconozoco que tenía mis dudas sobre la calidad de la película y un gran miedo a que esta tercera entrega desvirtuara el conjunto de la trilogía, pero los trailers publicados (efectistas y efectivos) me impulsaron a visitar el cine una vez más.
Tras disfrutar como un niño ante el espectáculo ofrecido, salgo del cine con la sensación de que es una digna continuación, que propone un final quizás precipitado para la saga, pero que supera los escollos sin naufragar.
A pesar de quedar bastante satisfecho, sigo pensando que la mejor de la serie es la segunda y a mi cabeza viene una y otra vez un pensamiento inevitable: ¿qué habría hecho Bryan Singer con esta película?, ¿realmente habría sido mejor?. Jamás lo sabremos, pero creo que la película merece la pena y recomiendo a todos los fans que la vean. Se llevarán muchas sorpresas.
Ah, otra duda que ronda mi mente: ¿Qué pasará con el spin-off que se planea realizar sobre Lobezno? Demos tiempo al tiempo, queridos amigos.
Los X-Men en el cine, con actores de carne y hueso... hace unos años bien podría haber sido una idea descabellada. Sin embargo, tamaño desafío se convirtió en proeza por obra y gracia de un joven realizador lleno de talento y buenas ideas: Bryan Singer (quien ya se había ganado el favor de crítica y público con Sospechosos habituales).
Contra todo pronóstico, la primera incursión cinematográfica de los héroes de Marvel resultó todo un éxito, gracias a un reparto tramendamente adecuado (Patrick Stewart, Hugh Jackman, Ian McKellen, Rebecca Romijn, Halle Berry, Famke Janssen...), una buena historia y una puesta en escena brillante. Las arcas se llenaron de dinero contante y sonante y rápidamente se dio luz verde a una secuela. Aprovechar el tirón de la entrega anterior era relativamente fácil. Esta vez el desafío real consistía en mantener la calidad y solidez de la propuesta original. En mi opinión el producto final superó las expectativas más halagüeñas, mejorando todo aquello que ya habíamos visto en el primer X-Men. Y, así las cosas, era lógico esperar una tercera parte.
Sin embargo, la gestación del film sufrió un número considerable de reveses, el mayor de los cuales resultó ser la deserción de Bryan Singer en favor de otro proyecto: Superman Returns (que se estrenará en Junio). Los productores necesitaban otro director y el elegido, para sorpresa de muchos fans de la saga, resultó ser Brett Ratner (Hora Punta 2).
Reconozoco que tenía mis dudas sobre la calidad de la película y un gran miedo a que esta tercera entrega desvirtuara el conjunto de la trilogía, pero los trailers publicados (efectistas y efectivos) me impulsaron a visitar el cine una vez más.
Tras disfrutar como un niño ante el espectáculo ofrecido, salgo del cine con la sensación de que es una digna continuación, que propone un final quizás precipitado para la saga, pero que supera los escollos sin naufragar.
A pesar de quedar bastante satisfecho, sigo pensando que la mejor de la serie es la segunda y a mi cabeza viene una y otra vez un pensamiento inevitable: ¿qué habría hecho Bryan Singer con esta película?, ¿realmente habría sido mejor?. Jamás lo sabremos, pero creo que la película merece la pena y recomiendo a todos los fans que la vean. Se llevarán muchas sorpresas.
Ah, otra duda que ronda mi mente: ¿Qué pasará con el spin-off que se planea realizar sobre Lobezno? Demos tiempo al tiempo, queridos amigos.
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