A continuación os cuento mis impresiones, sin revelar detalles del argumento:
Un elemento curioso de esta intro es que la voz del narrador (el Emperador Uriel Septim VII, Patrick Stewart en la versión original) se encuentra en castellano. Resulta extraño teniendo en cuenta que el resto del juego está en inglés con subtítulos en castellano (mucho mejor, para mi gusto).
Tras la intro, asistimos a la configuración básica de nuestro personaje, que iniciará la partida encerrado en la prisión de la mismísima capital del imperio.
Y aquí llega toda una sorpresa: el nivel de personalización para el aspecto físico del personaje es realmente elevado para un juego de estas características. Usando un sistema similar al de Los Sims 2, se pueden configurar detalles como la concavidad/convexidad de las mejillas, el tamaño de los ojos y el nivel de separación entre los mismos, la forma de la frente, la barbilla y la nariz, el color de la piel y del pelo, la edad del personaje (¡¡¡todo un acierto haber incluido esta opción!!!) y muchas más... Tan sólo veo un detalle que no me convence y sólo afecta a los personajes masculinos: la barba que podemos añadir es tenue, de pocos días (el efecto final sobre la cara del personaje es algo cutre) y no hay forma de añadir una barba espesa.
Una vez escogida la raza, el sexo y la apariencia, ya estamos preparados para iniciar la partida, en un entorno interior (nuestra celda) con un nivel gráfico realmente alucinante.
Tras un diálogo con el Emperador Uriel Septim (una escena que ya se podía ver en el vídeo de game footage de 20 minutos que comenté en un post anterior) y la entrada en los subterráneos, se nos permite escoger el signo zodiacal bajo el que nuestro personaje ha nacido. Ésta es una característica que gustó mucho a los jugadores de Morrowind. El influjo de estos signos zodiacales otorga a nuestro personaje una serie de beneficios y (en ciertos casos) algunas desventajas.
Más adelante se nos preguntará por nuestra clase. Aquí es donde escogeremos la forma en la que afrontaremos la aventura. Podremos escoger entre un completo surtido de clases (luchador, ladrón, mago, etc.) o bien generar una propia, fomentando los atributos que más nos apetezcan... atributos que más adelante iremos perfeccionando automáticamente a base de usarlos (un sistema más abierto y natural que el de la mayoría de los juegos de rol para PC).
La traducción de los textos a castellano es algo que los jugadores agradecerán inmensamente (me incluyo para el agradecimiento) pero no está libre de errores (por poner un par de ejemplos: el hechizo básico de curación aparece como "bola de fuego", los nombres de algunos topics en las conversaciones aparecen en inglés...).
Por desgracia, estos no son los únicos errores que presenta el juego.
Si modificamos el mapa de teclado en la opción controles esta configuración personalizada sólo se mantendrá durante la partida actual, porque si salimos a Windows y regresamos al juego comprobaremos con asombro como el juego ha regresado a la configuración que existe por defecto. Por lo que me han comentado, se trata de un problema en el archivo .ini almacenado en la correspondiente carpeta dentro de "Mis documentos". Éste puede editarse manualmente para solucionar el problema.
Cuando salimos por primera vez a un escenario exterior la sensación es inigualable: el diseño es genial, la paleta de colores, el nivel de detalle, la profundidad de campo, la perfección gráfica rozan la ensoñación.
Es impresionante saber que (con paciencia y después de un largo camino) puedes subir a la cima de aquellas montañas que ves en la lejanía, llegar a lo más alto y encontrarte con que hay más territorio al otro lado, un paisaje que se pierde en el horizonte.
¿Qué hay de los tiempos de carga?, direis. Pues bien, con un equipo actual de nivel medio sólo sabremos que se está cargando escenario por el mensaje que aparece en pantalla, ya que la fluidez se mantiene y la acción se ve ininterrumpida.
La hierba y los arbustos se mecen con el viento, las nubes viajan en la misma dirección que la masa de aire, la iluminación es genial; la música, portentosa; las posibilidades, infinitas; la libertad, total.
El amanecer en las tierras más altas, zonas de nieve perpetua, resulta especialmente hermoso. Al anochecer somos testigos del despuntar de las estrellas en el cielo... entonces la sensación de soledad se acrecienta en las zonas más recónditas y los peligros que aparecen en el camino son mayores. Y la sensación de aventura al atravesar un portal hacia el Reino de Oblivion...
La posibilidad de tener un caballo es todo un acierto por parte de los diseñadores, pues con el viajaremos mucho más rápido. Cuando entramos en una ciudad podemos dejarlo en los establos.
Podemos recolectar plantas (como ya hacíamos en Morrowind) y preparar pociones con ellas, utilizando nuestras habilidades para la alquimia.
A lo largo y ancho del inmenso mundo de juego existen varios gremios a los que podremos unirnos, lo que nos reportará una serie de ventajas y nuevos amigos, pero también peligrosos enemigos.
Los personajes que pueblan Tamriel no son simples figurines estáticos con los que hablar (como ocurre en la mayoría de los juegos), sino que tienen una actividad vital bastante realista: hablan entre ellos (conversaciones que tienen bastante sentido, por cierto), se desplazan, siguen unos horarios (se levantan, trabajan, permanecen ociosos, duermen, combaten...), comportamientos que ya se habían esbozado con bastante precisión en el ambicioso Outcast.
Así, el jugador es obsequiado con la sensación de estar en un mundo vivo, influenciado por sus propias peculiaridades, con libertad total para escoger entre las misiones del argumento principal y las secundarias (con una línea deliciosamente difusa entre ambas).
La banda sonora es magistral.
En definitiva, me parece un juego portentoso, una obra de arte que ha llegado a buen puerto y que no sólo colma las expectativas, sino que aporta más de lo que cabría esperar. Un juego muy original que creará escuela y será recordado como clásico.
2 comentarios:
Demasiado bueno. Es mi veredicto. Una historia absorbente, abierta, libre... Yo tengo el poder, decido cómo y cuándo, hacia dónde voy, en qué orden hago las cosas. Y aprendo lo que más uso, como en la vida real. Fantasía pura.
Y ahora que llevo 71 horas de juego puedo afirmar que es una auténtica maravilla. Sigo pensando que Morrowind era más difícil (a ver: una bretona de metro sesenta, de unos 19 añitos y con cara angelical se ha convertido en Mago Supremo y en Maestro del gremio de Luchadores... Aparte, claro está, de ser Campeona de La Arena... Es poco creíble, sobre todo si veis la pinta de bueniña que tiene...)
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